miércoles, 16 de enero de 2013

CONSIDERACIONES PARA CONCEPTUALIZAR UNA EMPRESA QUE SUPERE LA DICOTOMÍA ENTRE ESTATISMO BUROCRÁTICO Y CAPITALISMO LIBERAL.-

PETRAS PETRUS DE PETRIS:
Al momento de contemplar los modos de organización que asumen las actividades económicas de producción y distribución de bienes valorados por una sociedad (y de todas las otras actividades de apoyo a esos procesos, o sea “los servicios”), surge de inmediato el problema de LA EMPRESA, vale decir, tanto la visualización de los logros y los defectos sociales de los diversos tipos de empresas existentes como el desafío de visualizar (o soñar con) un tipo de empresa que supere esas contradicciones (entre los logros y los defectos).

CONSIDERACIONES PARA CONCEPTUALIZAR UNA EMPRESA QUE SUPERE LA DICOTOMÍA ENTRE ESTATISMO BUROCRÁTICO Y CAPITALISMO LIBERAL.-

El mejoramiento de las relaciones entre el mundo de los negocios y la sociedad concreta en donde estos se llevan a cabo no se puede lograr sin una redefinición del mismo concepto de empresa.
Y para redefinir este concepto ya no sirven los viejos marcos teóricos estatistas ni los liberales. Ni la rigidez cadavérica del estatismo burocrático ni el laissez-faire del capitalismo salvaje ofrecen nociones de empresa que ayuden a entender el tipo de empresa que se debe ir perfilando hacia delante para sortear el complejo entramado de tensiones entre las necesidades, las satisfacciones, las retribuciones y las compensaciones que se pueden encontrar o esperar dentro de una sociedad.

Si se extrema el estatismo burocrático, todo se paraliza.
Si se extrema el capitalismo liberal, todo el esfuerzo productivo de los trabajadores termina enajenándose en la especulación desatada del mercado irrestricto.

Cada uno de los que participan en una empresa con su trabajo debe tener una retribución que sea proporcional a su aporte a la obra realizada por esa empresa.
Tanto “los trabajadores” como “los empresarios”.
Pero no solamente ellos, sino que también “los vecinos”, pues estos son “los que dan permiso” para que una empresa funcione entre ellos.

Si la empresa genera más utilidades, entonces todos los involucrados en la empresa deben ganar más; si tiene menos utilidades, entonces todos habrán de ganar menos. Todos han de ir “en la misma parada”.

Así se crean lazos indisolubles y solidarios, internamente, entre todas las partes integrantes de una empresa y, externamente, entre la empresa como un conjunto y el medio ambiente de la comunidad local y regional en donde ésta realiza su labor.

El éxito empresarial es, de ésta manera, el éxito de todos los implicados en él (inversionistas, gerentes, profesionales, administrativos, obreros y vecinos de la empresa). Se trata de compartir el valor de la empresa entre todos los que participan de ella, tanto internamente (con su esfuerzo de trabajar) como externamente (con el costo de soportar a esa empresa en el lugar en donde viven o, en otras palabras, el costo de compartir el aire que respiran).

Con este enfoque, el capital generado por una empresa pertenece a todos los que participan de ella. De ello deriva que no puede haber fuga alguna de capital fuera de la empresa que lo produce y fuera del entorno de ésta (no se puede aceptar ningún retiro de utilidades fuera de la empresa y de su entorno). El capital de cada empresa siempre debe ser un valor compartido: compartido dentro de la empresa y entre la empresa y su medio. Es el modo para que crezca la empresa en armonía con el crecimiento de la comunidad.

Las anteriores consideraciones responden a la necesidad de ir desarrollando un concepto de empresa que se emancipe, por un lado, de los rígidos esquemas burocráticos de un estatismo centralista y, por otro lado, de los irresponsables esquemas depredadores de un capitalismo liberal apatrida.
Se trta, entonces, de la imperiosa necesidad de elaborar una conceptualización que permita tanto la emancipación respecto de la planificación racionalista de cada actividad económica como la emancipación respecto del espíritu de acumulación de un capital desligado de la producción.
Semejante elaboración conceptual ha de marcar el camino hacia el empoderamiento económico de la sociedad organizada, a lograrse con empresas integradas que comparten su valor. Constituyéndose éstas empresas así concebidas como una solución dialéctica de la antinomia entre interés público e intereses privados, alcanzándose una síntesis entre el bien común o interés general del pueblo en su conjunto y las iniciativas individuales, familiares o grupales que canalizan las energías particulares de las personas y de las comunidades.
En definitiva, se está ante el desafío de liberarse de la tentación de los dos extremos: de la tentación de dejarse estar reposando en el Estado y de la tentación de la ganancia fácil a costa de lo que sea y la tentación de acumular riquezas fuera de la empresa (y de su entorno)  que las generan.
El objetivo de construir este nuevo tipo de empresa es alcanzar una síntesis creadora entre el bien de la comunidad popular y la energía de las iniciativas innovadoras, de tal manera que toda utilidad generada por la empresa se reinvierta dentro de la misma empresa y dentro de su entorno social y natural, y de tal manera que cada una de las empresas de un determinado territorio o país se coordinen entre sí.

COMENTARIOS RECIBIDOS Y CONTESTADOS:

PHB: Simplemente genial! Si es tuya la reflexion eres un adelantado a la epoca ! Es alla donde debemos ir!.

 CCR: Esta inquietud ha estado presente desde el florecimiento del capitalismo y particularmente en la primera mitad del siglo recién pasado, es así como el propio Sr. Taylor con sus recetas del cronometraje y aumento de la productividad (explotación según algunos) tenia en su  visión  un trasfondo de esfuerzos y beneficios colectivos.
Algo parecido ocurre con Ishicawa el teórico de los sistemas de calidad, tan en boga por estos días.
Desde luego que la visión tuya, como de costumbre, tiene una frescura propia de tus particulares visiones políticas.

RESPUESTA A CCR: Ciertamente, tu comentario es una incitación a leer a Taylor e Ishikawa.
Pero si bien -por lo poco que sé de ellos- sus aportes son muy interesantes en lo que se refiere a la administración interna de la empresa (y obviamente ese es un aspecto insoslayable para hacer bien las cosas y que la empresa con ello pueda sobrevivir), yo estaba pensando más en relación a QUE EL FRUTO DEL TRABAJO de todos quienes participan de una empresa (desde los que ponen las lucas iniciales hasta los vecinos que tienen que soportar la vecindad de una empresa, pasando por los gerentes, los profesionales, los oficinistas, los operarios de terreno,...) SEA en parte EQUITATIVAMENTE REPARTIDO entre todos ellos Y en parte REINVERTIDO EN LA MISMA EMPRESA Y EN SU ENTORNO. 
Una regla de contención que considero crucial es la prohibición absoluta de retirar utilidades por parte de "dueños", accionistas, etc.
Lo que me falta visualizar es como avanzar desde esa DISTRIBUCIÓN DEL VALOR DE LA EMPRESA hacia la solución de la cuestión de LA PROPIEDAD DE LA EMPRESA.

FCG: me permito diferir de tus reflexiones, ya que a mi juicio todo el razonamiento se construye a partir de una afirmación que es, al menos, muy discutible.
En efecto, tu señalas que "Cada uno de los que participan en una empresa con su trabajo debe tener una retribución que sea proporcional a su aporte a la obra realizada por esa empresa. Tanto “los trabajadores” como “los empresarios”." lo cual es correcto, sin embargo a continuación agregas "Pero no solamente ellos, sino que también “los vecinos”, pues estos son “los que dan permiso” para que una empresa funcione entre ellos." aserto que a mi juicio no es correcto ya que supone reconocer un derecho de propiedad de uno o  más individuos, en este caso los vecinos, sobre quién puede o no puede instalarse en su vecindario independiente que cumpla con las leyes.
Si aceptamos la existencia de ese derecho, de aplicar gravámenes a bienes ajenos (no puedo hacer algo licito en mi terreno porque los vecinos no me dan permiso"), entonces porque no reconocerles también el derecho a resolver que vecinos pueden establecerse, exigiendo que sean de cierta condición social, religiosa, política, étnica etc. que es como comenzaron los guettos.
El respeto incondicional a que cualquier persona que cumpla con la ley pueda establecerse y realizar actividades que respeten las normas que regulan la convivencia social (leyes y reglamentos)  sin requerir de la anuencia de sus "vecinos"  es esencial en una sociedad en la que creemos tener iguales derechos.
Si se estima que determinadas actividades, sean estas empresariales o de otra naturaleza, deben respetar ciertas restricciones o soportar ciertos gravamenes específicos dada su naturaleza, estos deben ser objetivos, de aplicación universal y no estar sujetos al parecer de un grupo, cualesquiera sea este,  vecinos, politicas , religiosas etc. que deba dar su "permiso".
Aceptar este tipo de "derechos" abre la puerta para que hoy sea "no me gusta esa empresa" y mañana, con igual derecho será no me gustan los Judíos, los Chinos, o los pobres etc.
Esto que parece una exageración ya lo vivimos en una sociedad altamente segregada socialmente si lo elevamos a rango de derecho tendremos a poco andar estas practicas elevadas a niveles de derechos.

RESPUESTA A FCG: Mi intención es explorar vías para resolver problemas cruciales que, me parece, no son resueltos ni por las empresas estatales (el capitalismo de Estado/socialismo marxista-leninista/centralismo burocrático) ni por las empresas liberales (absolutización de la propiedad privada socialmente irresponsable).
Unas tienden a producir una nueva casta partidista (la Nomenklatura) en la cual termina enajenada la propiedad real de empresas que, supuestamente, por ser estatales debían pertenecer a todo el pueblo.
Otras tienden a producir una nueva casta apatrida (una oligarquía plutocrática sin identidad cultural nacional), que no responde a ninguna pertenencia nacional, que se va haciendo propietaria de las grandes empresas transnacionales, que van absorbiendo a las empresas locales, y para las cuales cualquier restricción es una violación a su "libertad" y para lo cual tienden a imponer en cada país las leyes que son de su conveniencia.
Especificamente, mi reflexión parte de la base de lo que es la RSE (Responsabilidad Social Empresarial) proseguida por la postura del Valor Compartido.

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