jueves, 20 de febrero de 2014

Alberto Cardemil: ¿ES POSIBLE UN NACIONALISMO DEL SIGLO XXI?

La base programática de un NACIONALISMO DEL SIGLO XXI -para Alberto Cardemil- se circunscribiría a la lucha por regionalizar el país.

¿UN NACIONALISMO DEL SIGLO XXI?

ENTREVISTA 15 DE CONTROVERSIA-TV
DIPUTADO ALBERTO CARDEMIL.


1. Alberto Cardemil se declara un gran admirador del escritor Miguel Serrano y confiesa que entró a la arena política gracias al hecho determinante de que se formó orientado por el valor de lo nacional; de acuerdo con ello concibe a la nación como una comunidad de orígen y de destino y concibe al estado como un ente constituído para asegurar el bien común de la nación.

Para él, la idea nacional necesariamente tiene un correlato social, de lo que se deriva que todos los connacionales (partiendo por los más pobres de entre ellos) tienen que ser incluídos e integrados en los beneficios que vienen asociados al desarrollo del país.

La potencialidad del concepto de lo nacional sigue manteniéndose vigente y potente, pasando a ser un criterio fundamental a la hora de fijar definiciones políticas.

Y, mientras más globalización exista, más va a surgir la necesidad de afirmar los valores particulares propios de la nacionalidad.

2. Cuando se habla en exceso de la libertad económica en desmedro del Estado, se puede llegar al borde de un abismo, desde el momento en que no es la sociedad nacional la que crea el estado, sino que es al revés.
Siguiendo el aserto historiográfico de Mario Góngora, Cardemil afirma que, por lo menos en el caso de Chile, es el Estado quien funda la nacionalidad chilena.
Va ser, precisamente, la administración imperial borbónica del Siglo XVIII la que va a generar las diferenciaciones que se van a producir entre los países españoles de América.

3. La mejor veta de la sociedad chilena es la predisposición cultural a generar violentos y titánicos esfuerzos colectivos. Pero, desgraciadamente, ese patrón de comportamiento va seguido de una tremenda dificultad para mantener vigente ese mismo esfuerzo por un largo período de tiempo. Y, por ende, la gran tentación chilena es la de caer en la anarquía. Es un comportamiento volcánico.

4. La historia de una nación puede ser visualizada analizando las tensiones que se producen entre las fuerzas centrípetas y las fuerzas centrífugas que coexisten dentro de ella.

En Chile los ciclos históricos se van repitiendo cada 50 años:
Existe un cierto paralelismo entre la debacle electoral 1964-1965 de la derecha política de entonces formada por los partidos Conservador y Liberal (con la elección presidencial de Eduardo Frei Montalva y el triunfo de la DC en las parlamentarias siguientes) y la reciente derrota –en las elecciones generales del 2013- de la derecha política formada por la UDI y RN.
Ambos sucesos dejan confundida a la derrotada derecha política. En 1966 ambos partidos derechistas se disuelven y se fusionan en un nuevo conglomerado, el Partido Nacional. ¿Hará lo mismo la derecha esta vez?

Hace 50 años la clase política fracasó, llegando al extremo en 1973 de tener que llamar a los militares para que resolvieran la situación creada. Cardemil espera que ahora se haya aprendido la lección, pues no cree que las Fuerzas Armadas contesten algún nuevo llamado de auxilio en el hipotético caso de que las volviesen a llamar.

5. Ningún partido del Duopolio (Alianza-Concertación) habla de la más importante y necesaria reforma que hay que hacer en el Estado: la regionalización del país, devolviéndole el poder al País Real, afirmando a las comunidades regionales y locales de base.
El cuello de botella del desarrollo del país es el absoluto centralismo en la toma de las decisiones políticas. Eso es lo que hay que derrotar con la regionalización.
La reforma regionalizadora del Estado tiene que constituirse en la base de un programa para EL NACIONALISMO DEL SIGLO XXI: una reforma desliberalizadora que permita el desarrollo integral de Chile, robusteciendo el sentido de nacionalidad.-



COMENTARIOS RECIBIDOS:

1). J.B.H.
Cardemil confunde  como muchos "nacionalistas" el patriotismo de derecha bastante superficial y reaccionario con el nacionalismo. No lo comprende como un ideología, sino como un cúmulo de costumbres y tradiciones, algo sólo cultural. El Nacionalismo, por su origen es de izquierda:socialista nacional, Estatista y no liberal y menos subsidiaria, pero que a diferencia de las experiencias europeas, no es de corte imperialista y colonialista, sino emancipador e integrador a nivel local y continental. Su regionalización está en contradicción con concepto de Estado Nacional, que es el mismo error que se da con los regionalismos secesionistas. En Chile, ninguna región es autosuficiente. En lo económico, es una proyección de nuestra dependencia, de nuestro estado semicolonial bajo la bota de capitales nacionales (oligopolio), internacionales y multinacionales. Para mi no represente su posición un "nacionalismo" para el siglo XXI.

2). RESPUESTA DEL CARTERO:
Comparto una parte importante de tu crítica al discurso de Cardemil.

1. Una postura genuinamente nacional en lo político y económico conlleva un robustecimiento del Estado como ente tradicional agrupador, integrador, coordinador, regulador y, en definitiva, forjador de la comunidad popular/sociedad nacional.
Siguiendo a Mario Góngora, él (re)aparece rescatando ese papel histórico del Estado, y eso está bien, pero es contradictorio con su adhesión a la obra de Pinochet: modernizadora, subsidiaria, liberalizadora, neoliberal, desestatizante, extranjerizante, globalizante, mundialista, prosionista.

2. Un "nacionalismo político" y un "nacionalismo económico" no tienen porqué estar en contradicción con un "nacionalismo cultural", antes bien, al contrario, este último es el soporte popular que puede hacer exitoso algún tipo de "movimiento nacionalista político-económico". Por lo tanto no tiene sentido alguno estigmatizar las costumbres vernáculas y el folklore como "patriotismo de derecha".

3. Una regionalización bien entendida es perfectamente un objetivo a lograr para un movimiento nacional y popular chileno, pero obviamente no se puede circunscribir solo a ello, pues lo que hay que ayudar principalmente a generar es una respuesta defensivas y desarrolladora frente a la global-invasión del capitalismo mundialista.
La regionalización solo puede ser aceptable en cuanto ordene fuerzas centrípetas:
no es aceptable que sea llevada por fuerzas centrífugas, desintegradoras de la unidad del pueblo chileno.

3). COMENTARIO DE R.A.
Intersante el comentario y buena la respuesta.
Cardemil puede ser un punto de inflexión para nosotros y nuestra aspiración a ser una voz y luego un brazo.
A mi juicio, creo que a Cardemil lo único que lo liga al nacionalismo es que en su juventud (señorito) se codeó con próceres de esa derecha tradicional, conservadora y latifundista que dio origen al PAL, luego al PN y posteriormente a RN, pero que solo por su defensa a la tierra (la propia, no al territorio nacional, a menos que se vieran afectados sus intereses) se hacían patriotas y que al sentir que el concepto era poco viril, se autodenominaron nacionalistas (de misa, salón de té y de rodeo federado, obvio).
En RN en la época de dirigente de Cardemil (1999-2001), los llamaban duraznos (por duro, derecha dura, conservadora) y estos se blindaban con la figura del patrio/nacionalismo (Chile está primero, segundo y tercero. En esos tiempos, eran "viejitos que hablaban leseras". Hoy, son caricaturas sin orgánica, aplastados por otros conservadores y otros liberales, distintas denominaciones para una misma fronda ( «La única diferencia actual entre liberales y conservadores, es que los liberales van a misa de cinco y los conservadores van a misa de ocho.» G. García Márquez).
El ícono nacionalista en la derecha chilena, Sergio Onofre Jarpa renuncia al partido que fundó, debido a que (en sus propias palabras) "dejó de ser nacional y se transformó en personalista, en ideas que son distintas a las originales. Mi idea era un partido nacional unitario y después resultó un partido que se decía “liberal”, con muchos injertos norteamericanos". Se le olvidó que él incorporó a Allamand, Piñera y tantos otros (cría cuervos...).
El nacionalismo de Cardemil y el de Jarpa, es una defensa pasiva (de gente decente, obvio) ante el imperialismo foráneo y un desprecio a las izquierdas (por estar éstas llenas de rotos hediondos a patas, de chascones hippies coléricos y de peones que querían mandar a los patrones).
No hay espíritu nacional en esos nacionalistas.
Hay un patriotismo burgués, conservador en lo valórico, liberal en lo económico.
Esa derecha, esos patriotas y nacionalistas (que despreciaban a otros nacionalistas por ser muy revolucionarios y muy nacionalistas, como los de Patria y Libertad) llevaron a Chile a la ruta judeo marxista.
Al despreciar y esclavizar al pueblo (pago con fichas, analfabetismo, violencia, etc) despertaron su odio, fortalecieron su resentimiento y legitimaron sus ansias de luchar contra la clase dominante.
Estos sujetos como Cardemil y cualquiera de esa especie que se vista de nacionalista, son muy peligrosos para cualquier intento de nacionalizar, ya que su imagen e historia (política, empresarial y personal) produce rechazo inmediato en nuestro "público objetivo". Son el peor cuchillo para una verdadera aspiración nacionalista (ni hablar de NS).
Como bien dice Carlos, él trató de hacernos creer en un nacionalismo del siglo XIX.
Son los mismos de siempre.
Si nos vamos a la fuente única, verdadera e inagotable, el Führer se enfrentó a situaciones y elementos similares. Hoy, los personajes siguen siendo los mismos, con otros nombres, otros rostros y en otro rincón del mundo.
Vaya esta frase como punto de inicio (sugerencia modesta de mi parte) para no perdernos y buscar en la única literatura que debería guiarnos:
"... ya a la edad de quince años pude comprender la diferencia entre el "patriotismo" dinástico y el nacionalismo propio del pueblo, y, desde ese momento, sólo el segundo existió para mí..."

4). COMENTARIO DE C.V.
Conozco a un grupo de familias fundadoras de RN. Ni se imaginan. El mundo se divide en rotos de izquierda y la gente decente y en este último no entra nadie de clase media. Para confiar en alguien tiene que ser conocido, que el padre y abuelos por lo menos 3 generaciones, hayan sido "confiables", es decir de derecha. Tener un abuelo DC por ejemplo es una mácula insalvable, para que decir algo más a la izquierda. Incluso ser de familia liberal en tiempos de Montt ya produce desconfianza. Se exige una especie de limpieza de sangre política.
Para ser justos hay algunos jóvenes que tratan de tener pensamiento propio pero es apenas una leve salida de libreto, quizás algo más permisivos con las drogas blandas o con temas como convivir con la polola. La plata y la vida decente (veraneos donde se debe, etc.) son lo principal. La lucha política es exclusivamente una forma de asegurar el mantenimiento de ese estilo de vida. Para aliviar la
conciencia cada cierto tiempo regalan sus cosas usadas a los pobres, ropa gastada, algún coche viejo, una bicicleta destartalada. Las fundaciones también son un hobby aceptado. No es que no se metan a las poblaciones pero eso sólo en tiempos de elecciones, donde todos se movilizan. El efecto es inmediato. El pueblo se fascina que un rubio de 1.80 se meta a su casa a escucharlo por 5 minutos poniendo cara de indignación frente a las injusticias. Kast arrasa en Buin con ese truco tan simple pero inentendiblemente tan efectivo. 

Hay que meterse a fuego en la cabeza que con esta gente no podemos jamar ir ni a la esquina políticamente.

Recomiendo el libro The Fateful Alliance de Hermann Beck, donde se describe como los NS hicieron bolsa a los nacionalismos burgueses y a los conservadores alemanes una vez asumido el poder. Realmente fueron durísimos con ellos.

5). COMENTARIO DE E.V.
Hace 30 años, el sociólogo Pablo Hunneus presentó un ensayo que hasta hoy tiene vigencia:
Aristotelia chilensis. En sus más de 60 artículos, por lo que recuerdo, propone una serie de tesis que apuntan a denunciar a esta élite mestiza, arribista y mediocreLos llama la tribu, pues heredan de sus ancestros a los amigos, a los colegios, a la religión y el desprecio por todo aquello que huela a popular. 
La actividad política solo sirve para mantener el poder económico, social y cultural 
(solo amagado en los "despreciables" 1.000 días de la UP). 
Su Chile es distinto al del resto de ciudadanos, o como dirán los Prisiones "por qué, por qué los ricos tienen derecho a pasarlo tanto bien, sin son tan imbéciles como los pobres..."
Hunneus es, para mi, el gran investigador social que he desnudado desde la sociología, el irritable clasismo de nuestra empolvada y pechoña clase dirigente de la cual es señor Cardemil es genuino representante.
Como saben, y no es solo por mi pasado izquierditsa y mi condición de roto-huachaca, he sostenido que no es posible mantener vinculación alguna con ese sector político si queremos ser protagonistas de una alternativa a los liberales de izquierda y derecha. Siempre he sentido un sutil coqueteo de los nacionalistas con este sector, tal vez por que muchos de éstos provienes del mismo sector social.
Seguir el ejemplo de los NS, metiéndose en el corazón del pueblo, agitando y validando una plataforma revolucionaria de integración nacional, es el camino.

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